Cuando llega diciembre, no solo llega la Navidad, este mes trae consigo el popularizado juego de oficina: “Amigo secreto”, que muchas veces es “Enemigo secreto”.
Sí, hay quienes lo adoran y otros, como José Manuel Arispe, que prefieren no jugar: “no me gusta jugar al amigo secreto, no me gusta, no sé por qué, me causa estrés porque no sé qué regalarle a la persona, depende de la persona, me han regalado mal, ni me gusta el amigo secreto, ¿a ustedes les gusta el amigo secreto?”.
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Entre risas, el Chollykid confesó que si le preguntan si quiere participar sí o no, él definitivamente dice que no.
Los comentarios en su cuenta fueron mixtos, aunque la mayoría coincidía con él en que no les gustaba jugar.
Alexa Chacón le recordó que debía un regalo, pero él aclaró que ya lo había dado, aunque tarde.
Costumbre venezolana
Según Wikipedia, los orígenes del juego del amigo secreto se remontan a una vieja costumbre venezolana probablemente de finales de 1800 y principios del siglo pasado. Las damas venezolanas casadas o comprometidas, por aquel entonces, no podían tener amigos, sino compadres, por aquello de los cuestionamientos sociales.
De manera que optaron por reunirse un grupo de amigos y amigas para realizar un intercambio de regalos. Esa tradición conservadora se denominaba compadre de papelito o compadre secreto de papelito, es decir, se escogía aleatoriamente el nombre de una persona al sacar un papel escrito de un recipiente.
Posteriormente, esta tradición pasó a llamarse 'amigo secreto' y se extendió a países vecinos a través del intercambio social.